La popularidad de la isla de cocina no deja de aumentar, pero ¿qué justifica tal entusiasmo? ¿Su diseño? ¿Funcionalidad? ¿Capacidad de adaptación al espacio?
Probablemente un conjunto de esas cualidades que se derivan de los nuevos estilos de vida. Porque sí, son nuestros hábitos y nuestros usos los que dictan las tendencias, en particular en el campo del diseño interior y de la decoración.
Hoy en día, pocos sueñan con una cocina cerrada, relegada al fondo del apartamento. La tendencia es hacia la apertura, hacia los otros espacios: la cocina se encuentra en la prolongación directa del salón, diseñada para vivir, preparar las comidas, rodeado de familia y comensales. ¡La isla central es ahora el elemento imprescindible que hace posible esta nueva disposición!
Un mueble adaptado a nuestro nuevo estilo de vida
Para comprender el éxito de la cocina con isla medida, hay que remontarse algunos años atrás, cuando "cocinar no era una tarea para mostrar a los demás". Como prueba, la implantación original de los apartamentos estaba hecha de manera que la cocina fuera invisible a los ojos de los comensales, relegada lejos de los espacios de recepción. Solo los sirvientes tenían acceso a este espacio poco atractivo.
En los años cincuenta, la cocina está "concebida para la ama de casa que, por sí sola, se ocupa de las actividades domésticas y de los niños". La habitación es pequeña, no está hecha para recibir. Hoy en día, puesto que cocinar se ha convertido en una actividad social que cada uno se apropia, la cocina se abre total o parcialmente para responder mejor a estas necesidades.
Espaciosa, luminosa, se adapta más a la necesidad de compartir y de convivencia que buscamos. Y ya que muchos de nosotros corremos más allá del tiempo, cocinar y comer en el mismo lugar se ha convertido casi en una regla que la isla hace aplicable.
Isla de cocina : cocinar y comer en el mismo lugar
Cocinar y comer en el mismo lugar: una apuesta exitosa gracias a la isla central que cuida tanto su funcionalidad como su estética. Conocida por su facilidad de uso, la isla de cocina no olvida su funcionalidad. Simboliza así este espacio donde nos encontramos, donde compartimos, donde educamos.
La vida familiar se organiza ya no en el salón, sino en la cocina, alrededor del islote. Su plan de bar permite a la vez tomar las comidas, pero también es un lugar privilegiado para compartir juntos: para los niños, jugar, dibujar o hacer los deberes, permaneciendo cerca de sus padres. Para las parejas, es una forma de intercambiar por la noche después del trabajo mientras cocina, optimizando así el tiempo.
Un mueble 100% versátil
La isla se convierte en imprescindible como encimera adicional, pero también como elemento de almacenamiento. Situada a 90 cm del suelo, facilita enormemente la preparación de las comidas, centralizando las zonas técnicas y limitando los desplazamientos. Esto permite ahorrar espacio, ya que se necesita un tabique para abrir la cocina a otra habitación, especialmente en espacios pequeños.
Isla central: una transición entre los diferentes espacios
La centralidad del islote lo convierte en un mueble de carácter particular, al que se presta cierta atención. Permite armonizar los espacios abiertos. Esta separación entre los espacios permite un cambio de naturaleza de suelo o de color. En resumen, el islote constituye una transición estética que se recomienda encarecidamente poner en escena. Ya sea por un trabajo de materiales y diseño o por un trabajo de luz. En este caso, la elección de suspensiones luminosas con un diseño cuidado permite iluminar la encimera, destacando este elemento técnico.
Una isla de cocina permite, pues, delimitar visualmente los espacios mientras disfruta de habitaciones abiertas. ¡Con estas cualidades, el islote no ha terminado de sorprendernos!