Aunque en los días de verano se suele hacer imprescindible, el aire acondicionado puede traernos algunas consecuencias muy negativas para nuestro bienestar si no hacemos un buen uso de este aparato. Para proteger nuestra salud y evitar los síntomas típicos que podemos observar como consecuencia de su uso, desde los aires acondicionados de casa, los del coche o hasta los del transporte público, vamos a comprobar cuáles son las dolencias que podemos sufrir como consecuencia del uso del aire acondicionado.
Efectos del aire acondicionado en la salud
Mantener el hogar fresco durante los meses del año en los que más aprieta el calor nos aporta una sensación de placer y confort inigualable. Sin embargo, en ocasiones, no nos planteamos todos los efectos perjudiciales que puede traernos el aire acondicionado a nivel de salud. Te contamos cuáles son:
1. Deshidratación
Cuando ponemos el aire acondicionado en una habitación concreta de la casa, corremos el riesgo de padecer deshidratación. Esto es debido a que el aparato de aire acondicionado aspira demasiada humedad del ambiente y, al no tener sensación de calor, tendemos a olvidarnos de hidratarnos cuando lo tenemos puesto. La deshidratación es mucho más probable si, cuando ponemos el aire acondicionado dentro de casa, lo programamos a una temperatura demasiado baja y, al sentirnos frescos, olvidamos por completo beber agua durante muchas horas. Ante este tipo de casos, debemos tener en cuenta por ejemplo, que la casa también se puede enfriar sin el aire acondicionado, y de este modo, no empeoraremos nuestra salud.
2. Catarros y otros problemas respiratorios
Cuando cogemos un resfriado, los primeros síntomas suelen ser mucosidad en la nariz, sequedad en la garganta, y lagrimeo constante en los ojos. El aire acondicionado muy frío puede afectar a nuestra garganta, resecando las cuerdas vocales e irritando e inflamando la mucosa que tenemos en los bronquios. Por ello, las personas que abusan del aire acondicionado en el hogar, son más propensas a padecer catarros, rinitis, y obstrucciones nasales.
3. Dolor de cabeza
Otro de los efectos secundarios más comunes de los aparatos de aire acondicionado son los dolores de cabeza y las migrañas. Esto es debido a que al poner el aparato de aire acondicionado, la calidad del aire del hogar desciende, lo que provoca que nos duela la cabeza. Si a esto sumamos, además, una posible deshidratación, el resultado de poner el aire acondicionado demasiado alto puede provocarnos una desagradable migraña.
4. Alergias
Las personas que tienen alergia al polvo y los ácaros pueden ver incrementado su problema con el uso del aire acondicionado dentro de casa. Esto se debe a que, en ocasiones, los aparatos de aire acondicionado no reciben el mantenimiento adecuado, y acumulan en sus filtros interiores microbios y otras muchas bacterias que pueden desencadenar brotes de alergia y asma. En este sentido, lo más recomendable es cambiar el filtro del aparto del aire cada año, o cuando pase el periodo recomendando por el fabricante.
5. Sequedad de la piel y en los ojos
Al llegar el verano, la combinación del exceso de aire acondicionado con la prolongada exposición al sol puede provocarnos sequedad y picor en la piel. Asimismo, las personas que padecen síndrome del ojo seco pueden ver agravado su estado si abusan del aire acondicionado en casa. De hecho, al ponerlo a una temperatura muy baja pueden sentir ardor y picor constante en los ojos.
6. Infecciones
Como hemos comentado antes, los aparatos de aire acondicionado resecan los conductos nasales, causando dolores de garganta, irritación de las mucosas y las membranas de la nariz. Cuando no tenemos la cantidad de moco protector adecuado dentro de la nariz, nuestro organismo está más expuesto a que nos ataquen determinados virus y bacterias, por lo que somos más propensos a coger una infección.
7. Contracturas musculares
Si alguna vez te has quedado dormido con el aire acondicionado encendido, es probable que te hayas levantado con cierta pesadez y dolor muscular. Esto es debido a que, cuando el ambiente está demasiado frío, provocamos un desequilibrio entre la temperatura ambiente y nuestra temperatura corporal, que afecta de forma directa a nuestros músculos.