Las galletas nos gustan a todos. Deliciosas, sabrosas y crujientes. No obstante, tanto si son caseras como compradas, pueden quedarse blandas fácilmente (quizá más las caseras, por eso de no llevar conservantes). No te preocupes, hay trucos de cocina y soluciones para evitar que las galletas se ablanden y estén a buen recaudo. Te mostramos algunas de las claves para conservar las galletas crujientes y frescas, a continuación.
Cómo guardar las galletas en la despensa
Cuando nos sobran muchas galletas y queremos que se conserven crujientes, lo mejor es evitar dejarlas en bolsas de plástico, pues cualquier poro, por mínimo que sea, puede dejar que el aire pase con mayor facilidad y terminar reblandeciendo las galletas en exceso. Tampoco es buena idea dejarlas en lugares que tienen tendencia a la humedad, pues la humedad las hace blandas en cuestión de pocos días, una noche podría ser suficiente para ello.
Entonces, ¿dónde puedo guardar las galletas para que se conserven crujientes y no queden blandas? Muy sencillo, en latas metálicas o en botes de cristal (siempre completamente herméticos). Al meterlas ahí, no estarán en contacto con el aire y se mantendrán crujientes durante muchísimos más días. Además, si además introduces en la lata algún ingrediente capaz de absorber la humedad, mejor que mejor. Estos son algunos elementos que pueden ayudarte a guardar las galletas para que no se pongan blandas antes de tiempo:
- Un puñado de palomitas de maíz
- Algunos trozos de pan de molde.
- Unos terrones de azúcar.
- Una bolsita de tela llena de granos de arroz.
¿Las galletas se pueden congelar?
Sí, has leído bien. Es posible conservar las galletas en el congelador. No siempre, pero tampoco es raro encontrarnos en una situación en la que sepamos que no vamos a consumir las galletas que sobran hasta dentro de bastante tiempo. Aquí es complicado conservar las galletas en la despensa, pues siempre terminan reblandeciéndose.
Para congelar las galletas correctamente, deberás guardarlas separándolas con un trozo de papel de horno como si se tratara de obleas de empanadillas. Luego, deberás envolverlas todas en un paquete bien envuelto con papel de film transparente. También puedes introducirlas directamente en un tupper. Ciérralo bien para que no coja olores de otras cosas que tengas congeladas.
Cuando decidas consumir alguna galleta, tan sólo tienes que sacarla y dejarla sobre el papel de horno en la encimera durante unos minutos. Se descongelan rápidas. Si prefieres, puedes hornearlas durante un par de minutos a unos 180ºC para que vuelvan a estar exactamente como el primer día. Quizá las galletas que compras en paquetes no aguanten tanto el calor del horno como unas galletas caseras. No obstante, unos minutos no le vendrán mal para que estén un poquito más crujientes y sepan muchísimo mejor.
Cómo recuperar unas galletas reblandecidas
Las galletas reblandecidas no gustan a nadie. Han perdido consistencia y cuerpo, e incluso parece que su sabor no termina de encajar con el original. Tranquilidad. Incluso una galleta reblandecida puede volver a tener un poquito de consistencia. Hay trucos para recuperar unas galletas blandas, como vamos a explicarte.
Si por cualquier motivo no has guardado las galletas correctamente y cuando las abres te das cuenta de que están un poco blandas, puedes arreglarlo con un truco sencillo. Colócalas en un plato, entre dos hojas de papel absorbente de cocina. Mételas en el microondas durante aproximadamente unos 30 segundos si se trata de galletas muy finas (no necesitan más). Si se trata de galletas muy gruesas, podrías meterlas un poco más de tiempo, un minuto aproximadamente.
Este truco es realmente efectivo, ahora bien, si se trata de galletas o pastas bañadas con chocolate, la cosa no funciona igual. Ten en cuenta que el chocolate, con el calor, se fundirá. Por tanto, en estos casos no hay una solución tan fácil.