El ajo es uno de los alimentos estrella en la cocina mediterránea, pues tiene una importante presencia en innumerables platos de nuestra gastronomía. Existen multitud de trucos de cocina que te permitirán almacenar una ristra de ajos en la cocina sin que se hagan malos antes de tiempo. Si quieres conservar siempre frescos los ajos crudos y pelados, anota bien estos sencillos consejos.
5 trucos para almacenar y conservar mejor las ristras de ajos
El ajo es un ingrediente delicioso que aporta a muchos de los platos que preparamos un sabor inconfundible. Sin embargo, una de las principales desventajas que se suele destacar de este alimento, es el fuerte aroma que desprende y que suele impregnarse con facilidad en las manos mientras lo estamos pelando. Para evitar que cada vez que vayas a utilizar ajos en tus recetas de cocina, tengas ese potente olor impregnado en las manos durante varios días, la mejor solución es conservar ajos crudos para las recetas que vayas a elaborar posteriormente.
Si eres de los que añades ajo a muchos de los platos que preparas (vinagretas, ensaladas, salsas, carnes, pescados...etc.) te convendrá tener siempre a mano unos cuantos dientes de ajo previamente pelados. A continuación, te damos algunos trucos para conservar una ristra de ajos y que no se haga mala antes de lo esperado:
- Hay que tener en cuenta, en primer lugar, que el ajo es un alimento que se mantiene fresco durante aproximadamente dos semanas, siempre y cuando una vez pelado, lo metamos en el frigorífico y en un envase hermético de plástico o de vidrio. Como ocurre, por ejemplo, en el caso del perejil, para que los dientes de ajo se conserven frescos y en perfecto estado dentro de la nevera hay que procurar que al meterlos en un recipiente quede poco espacio libre dentro de éste, para que la acción del aire y del oxígeno sea mínima y no los estropee.
- Si tras guardarlos en un recipiente o envase hermético has comprobado que queda mucho espacio libre en el interior del envase, te recomendamos que forres éste con unas cuantas servilletas de papel de cocina.
- Otro truco que juega un papel importante a la hora de conservar los dientes de ajo es, precisamente, intentar comprarlos siempre en cabezas gordas, pues además de pelarse mucho mejor, podemos obtener más dientes para guardar y utilizar posteriormente en nuestras recetas de cocina.
- Un método sencillo y muy empleado en muchas casas para conservar ajos frescos es prepararlos en conserva. Para ello, debes colocarlos en un recipiente de vidrio bien cortados y pelados y cubrirlos con vinagre, agregándole también, un poco de sal, un poco de azúcar, y hierbas o especias al gusto. Puedes utilizar un vinagre de vino, de manzana o de cualquier otra variedad, lo importante es que mantengas el bote bien cerrado en la nevera de casa, y que los dejes macerar allí durante un periodo mínimo de dos semanas.
- Otro método sencillo para conservar el ajo crudo es deshidratarlo. Además de ser muy fácil de hacer, se trata de una de las mejores formas para que el ajo conserve todo su sabor y sus infinitas propiedades. La forma más sencilla de deshidratar ajos crudos es poniéndolos al sol, pelados y en una superficie seca a la que le lleguen los rayos del sol directamente. Cuando empieces a notar que el diente de ajo está opaco, déjalo enfriar en un lugar alejado de la luz solar. Puedes partirlo en rebanadas, molerlo ligeramente con un mortero, o conservar el diente entero.
- Por último, también puedes conservar todo el sabor, el aroma y las propiedades del ajo si lo congelas. En este caso, puedes colocar las cabezas enteras o los dientes por separado siempre con la piel. Puedes congelarlos en un recipiente apto para meter en el congelador, o bien, en una bolsa de plástico que sea adecuada para congelar alimentos en el congelador de casa.